martes, 18 de julio de 2017

NOTAS



hay  posibilidad de guias invisibles.?

INTERESANTE RESPUESTA DE UN MAESTRO SIN KIMONO:En el Sistema la idea de influencia C se refiere primordialmente a la influencia de un hombre consciente sobre otro que desea volverse consciente, que le pueda servir de guía en esta tarea. Sin embargo existen personas que han verificado una dimensión ulterior del concepto de influencia C en sus vidas, es decir la influencia de seres conscientes que han dejado de habitar el cuerpo físico y que de algún modo los guían y ayudan a despertar.

Ésta cuestión es delicada y hay que abordarla con humildad y con sinceridad, ya que podemos muy fácilmente caer en imaginación. Y sobre todo hay que saber que se trata una experiencia que ninguna persona puede enseñar a otra, pues aunque es objetiva, la forma en que se interpreta y se transmite a los demás es siempre subjetiva.

El Sistema no presenta esta idea como premisa, pero nos da indicios a través de los cuales podemos inferirla. Ouspensky nos recuerda que así como las funciones pueden existir sin la conciencia, la conciencia puede existir sin las funciones. Esto quiere decir que cuando las funciones se desintegran la conciencia puede seguir existiendo (siempre y cuando haya logrado cierto grado de cristalización).

La conciencia pertenece a una dimensión habitada por seres de su misma naturaleza. Al despertar, (y sólo al despertar) la conciencia percibe la presencia e influencia de tales seres; sin embargo esta influencia resulta imperceptible para la máquina. Por eso cuando la conciencia se vuelve a dormir, en la memoria del centro emocional queda sólo un barrunto de esta experiencia.

Quede claro que no es posible percibir este tipo de influencia C a través de los sentidos, de la mente o incluso de las emociones. Esta experiencia concierne a la conciencia; por esa razón, al referirnos a una influencia superior hacemos uso de imprecisiones.

En sustancia, la máquina no tiene un dispositivo con el cual pueda obtener evidencia concreta de la acción de influencias superiores en su vida. La verificación de esta influencia es tan frecuente (o tan rara) como la manifestación de la conciencia en uno; por este motivo la mayor parte del tiempo este tema permanece en los linderos del misterio. Igualmente cabe notar que aunque la experiencia de esta influencia es independiente del credo de quien la vive, su interpretación inevitablemente se tiñe de éste último. De modo que existen varias formas de referirse a estas influencias superiores: ángeles, dioses, aliados, mensajeros, santos, etc.

En el lenguaje del Sistema se les llama Influencia C, o seres conscientes. Es decir seres que habiendo pasado a través de uno o varios cuerpos físicos han logrado cristalizar lo que en el Sistema se conoce como el cuerpo astral (el vehículo de la conciencia)) y por lo tanto su existencia perdura más allá de la muerte del cuerpo físico.

Ahora, aunque sería absurdo enfrascarse en la tarea de crear un cuerpo astral que sobreviva la muerte del cuerpo físico, y no aceptar la posibilidad de que otros que se han enfrascado en una tarea similar lo hayan logrado, este tema no es objeto de fe sino de verificación.

Existe una difícil paradoja en esta área; o sea, aunque la máquina no puede percibir influencias superiores a través de los centros inferiores, el centro instintivo sí está dispuesto a creer en su existencia. He aquí el origen de la superstición. Esto resulta comprensible cuando recordamos que al centro instintivo le interesa ante todo su supervivencia y la de los suyos, luego la idea de influencias superiores le cae muy bien, ya que las considera entidades que se ocupan de asegurar que todo vaya bien en la vida. Todo lo que el centro instintivo debe hacer es creer en su existencia e invocar su auxilio.

En el Cuarto Camino el concepto de intervención divina está conectado con la necesidad de obtener ayuda de quienes han escapado de la prisión de la mecanicidad.

Quien se encuentra prisionera, quien necesita ayuda es la conciencia.

Luego esta ayuda se manifiesta en choques que despiertan la conciencia aunque sea por unos segundos. Cuando influencias superiores la despiertan mediante un choque, queda en ella la responsabilidad de permanecer despierta por sí sola: el trabajo de influencias superiores es simplemente servir de alarma, de recordatorio… nada más.

Desde luego que no es posible escapar de la prisión sin la ayuda de quien ha logrado hacerlo en forma permanente. De nuestra parte se requiere la meta de despertar y el deseo de permanecer despiertos, de otro modo los choques, las alarmas y los despertadores no harán más que irritarnos; por lo mismo, tratar de verificar o pedir confirmación de la intervención de las fuerzas superiores en nuestras vidas no es aconsejable. La ayuda está allí, poderosa e invisible, como el jardinero en la existencia de la rosa.

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