jueves, 30 de noviembre de 2017

EL CLAVO DE MULLA

El Clavo De Mulla
Mulla Nasrudin, tras haber sufrido los reveses de la fortuna, se ve en la obligación de vender la casa que heredara de su padre. Aprovechándose de la situación, un hombre sin escrúpulos le propone un precio irrisorio. Nasrudin se da perfecta cuenta de que se las tiene que ver con un ladrón, pero acepta poniendo una pequeña condición:
-¿Cuál?
-¡Como puede usted ver, en esta pared hay un clavo! ...
Este clavo fue mi padre quien lo puso y es el único recuerdo que me queda de él. Le vendo esta casa, pero deseo seguir siendo propietario del clavo. ¡Si está conforme con esta condición, acepto su oferta! ... ¡Tendré, evidentemente, derecho a colgar de él todo lo que me plazca!
El comprador se tranquiliza pensando que un clavo en una casa no es gran cosa. Le pregunta a Mulla:
-¿Vendrá usted a menudo?
-No, no, a menudo no ...
No viendo ningún problema, el comprador acepta la cláusula. Firman un contrato de venta ante notario en el que especifica que Nasrudin es el propietario del clavo y que puede hacer lo que quiera con él. El nuevo propietario toma posesión del lugar y se instala en él con toda su familia hasta que un buen día se presenta Nasrudin.
-¿Puedo ver mi clavo?
-¡Por supuesto! ¡Pase! -responde cordialmente el propietario.
Mulla entra y se recoge profundamente delante del clavo y luego vuelve a irse.
Algunos días más tarde, regresa con un pequeño cuadro en el que hay la foto de su padre.
-¿Puedo ver mi clavo?
El propietario le deja entrar y Nasrudin cuelga el cuadro (clausula obliga).
La vez siguiente, llega con un manto y una túnica.
-Éstas son ropas que pertenecieron a mi padre. ¡Quisiera colgarlas de mi clavo! -le dice al propietario, ligeramente irritado.
Pero, un buen día, Mulla se presenta ante la puerta arrastrando detrás de sí el cadáver de una vaca. El comprador, estupefacto, le pregunta:
-Pero ¿qué viene a hacer aquí con este cadáver?
-¡Está claro, vengo a colgarlo de mi clavo! ...
Cosa que hace al instante, sordo a las súplicas del comprador estupefacto. La policía, llamada al lugar del litigio, le da la razón a Nasrudin a la vista del contrato. El cadáver empieza a pudrirse para gran desesperación del impotente propietario. Al cabo de un cierto tiempo, Nasrudin vuelve con un nuevo cadáver que cuelga del mismo clavo. La pestilencia es tal que el propietario se ve obligado a huir del lugar. Y así fue cómo Nasrudin recuperó su casa.
De esta historia, se pueden sacar dos tipos de interpretación: una positiva y la otra negativa.
Comencemos por la positiva.
Tomemos la casa como un símbolo del ego. El clavo, en este tipo de figura, podría ser el punto de partida para iniciar una labor espiritual. A partir de este punto, puedo por medio de un estudio progresivo, convertirme en dueño de mi propia casa.
Ahora, veamos la otra interpretación posible. Esta historia nos da un aviso. Nos aconseja que permanezcamos vigilantes a fin de evitar que nadie venga a poner un clavo en nuestro mundo personal. Aceptar un clavo, por más pequeño que sea, es correr el riesgo de perderlo todo.
La más pequeña concesión es un clavo en la propia casa. Es en esto en lo que el intelecto puede ayudamos. Su papel no es otro que el de velar con atención constante para que nadie venga a nuestro universo a poner clavos que no nos corresponden.
Cada experiencia, cada cosa que aceptamos y que no nos corresponde equivale a dejar entrar el cadáver de la vaca en nuestra propia casa.
Si, imperceptiblemente, se calienta el agua en la que se encuentra una rana, ésta no siente en absoluto el aumento del calor, que se hace de forma gradual, y termina por cocerse sin haber hecho el menor gesto por escapar a su muerte.
Del mismo modo las cosas se descomponen paulatinamente. Por eso es por lo que hay que alejarlas de nosotros antes de que se instalen. Impedir enseguida que se ponga el clavo.
En estos días encontré un clavo, el cual intento no entre en mi vida. Se vuelve conflictivo cuando lo que para ti es un clavo para alguien mas es “amistad” y entonces te ponen un cuadro sobre el clavo para no verlo más


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