Más allá de mi persona y mis pensamientos sobre lo que está bien, mal, lo que me ofende o me satisface, existe un campo. Te propongo reunirme contigo allí, y allí, en ese campo, me quedo de ver contigo.
Al alma le gusta ese campo. Allí escucha los secretos de su rocío. Allí despierto, me sostengo sin dormirme y pido lo que realmente quiero. Existe este campo donde se explora el rechazo de los juicios y el entendimiento que éstos separan la esencia del Amor.
La espiritualidad es rechazada por muchos como una tendencia o una moda. La llevamos dentro; tanto para aceptar lo que Rumi nos enseña en sus escrituras hace más de 8 siglos: no sólo vivimos en un plano espiritual, somos ese plano y está dentro. Más allá del campo físico existe mi espíritu, y reconocerlo como verdad, es el fin de la vida, desde el inicio de todos los tiempos.
El bien y el mal, lo falso y lo verdadero, lo real y lo inexistente son producción de la mente del hombre. Esta mente dualista divide, nos separa. Existe un campo libre de estos juicios, etiquetas y categorías. Un campo libre de conflicto. Está en nosotros explorarlo y verlo no con la vista sino con toda la esencia y en presencia.
La mente que clasifica, defiende sus creencias y hace de su vida una vida automatizada, activada por la pelea, tristeza y perturbación. Me he lamentado de tanta perturbación y conflicto en mi vida. Poco a poco ha ido despertando en mi, ese entendimiento que nada tiene que ver con mi razón que determina qué es correcto o incorrecto y que mejor sabe del campo donde nace mi energía vital, mi potencial de creatividad y Amor. En ese campo te invito a estar y en ese campo quiero coexistir contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario