domingo, 2 de agosto de 2015

LA PARADOJA DEL EGO

La paradoja del ego


Buddha tenía un discípulo llamado Subhuti
Era uno de los discípulos más silenciosos de Buddha. Era tan silencioso que las escrituras dicen que casi se había vuelto ausente. Venía y nadie se percataba de él. Pasaba y nadie se daba cuenta de que había pasado. Subhuti era una brisa silenciosa…
El ego siempre ansía atención.
Normalmente, sientes la necesidad de que se fijen en ti. Si no se fijan en ti, te sientes herido. Necesitas aprobación y atención externa. ¿Pero quién necesita, realmente, esa atención? La atención es el requerimiento del ego, el ego se alimenta de ella. De manera que, si no se te da atención, si llegas y nadie se fija en ti, si pasas y nadie dice: “Buenos días. ¿Qué tal estás?”, como si no hubieras pasado…, el ego hará que te sientas herido. Empezarás a pensar:
“Así que piensan que no soy nadie, ¡pues le enseñaré a esta gente quién soy!”
Subhuti era tan silencioso… Su deseo de atención había desaparecido. En el momento en que desaparece el deseo de atención, toda la presunción desaparece de tu ser. Entonces te conviertes en un ser espiritual, y te sientes perfectamente a gusto con tu “nadiedad”. Comienzas a vivir una vida totalmente diferente. Vives tan silenciosamente que no hay revuelo a tu alrededor, que no causas ninguna perturbación, que vienes y vas como si nunca hubieras venido y nunca te hubieras ido…
La gente carga con la idea del ego porque no es.
Intenta comprender esta paradoja: los que no son, hacen alarde de sí mismos; necesitan hacer alarde, necesitan demostrarle al mundo quien son. Actúan constantemente, pues sienten que si no actúan no son nadie. Se ven impulsados a actuar, a gritar, a hacer ruido, a forzar a los demás a que se fijen en ellos… Éstas son las personas que no son. Las personas que son están tan contentas con su ser, ¿qué les importa si alguien se fija en ellas o no? Las personas que son, son mucho para sí y suficientes en sí mismas.
De manera que ésta es la paradoja:
“El hombre que no es, intenta, finge que es mucho, finge que es alguien especial; el hombre que es, no finge, no hace alarde, y se vuelve una existencia silenciosa.”

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